Me presento, soy el padre de "la fiera", aunque yo le llamo "guindilla".
Hoy puedo decir con seguridad que me he sentido el peor padre del año, y visto lo bien que le funciona la terapia bloguera a la mamá de guindilla he decidido compartirlo con vosotr@s.
Todo comenzó como una tarde de parque normal y corriente, jugando con mi hijo en los columpios, en la arena...lo típico. En estas que vemos a un amigo suyo que siempre juega con nosotros, y el cual ya me tiene fichado. En cuanto me ve a lo lejos me grita - ¡¡ Holaaaaa, papaaaa de Yaaaago !!
Mi idea inicial era jugar un rato al fútbol con ellos, cuando este niño nos dice -¿por qué no jugamos a las bombas?
Aquí es donde os preguntáis ¿qué juego es ese de las bombas?
Bueno, pues es un juego que un día se me ocurrió con ellos, y que consiste en que se quedan de pie en la arena, o subidos en el balancín, y yo tiro al aire una pelota que ellos esquivan, rodando por la arena como si fuese una “Bomba” que les cae encima.
Un juego que yo consideraba super inocente y divertido para ellos, hasta ayer.
A partir de hoy me tengo que replantear esa suposición, y os cuento por que.
Resulta que tras proponérmelo yo les dije, - vale vamos a la arena y jugamos a eso.
En ese momento les veo salir corriendo emocionados hacia el parque de arena mientras yo iba andando detrás.
Ya a lo lejos percibí un posible problema cuando vi el balancín ocupado por niños más pequeños, y la zona donde solemos jugar ocupada. Mis temores se cumplieron cuando veo como el amigo de mi hijo empieza a hacer gestos y a vocear a los otros niños.
Aceleré el paso para decirles que nos podíamos poner en otro sitio y no pasaba nada. Cual fue mi sorpresa cuando al llegar al balancín veo a varias madres pálidas y con cara de susto. Según me vieron aparecer me empiezan a decir cosas como - Dios que susto, este niño viene diciendo que un padre va a poner una bomba en el balancín. Otra decía - Este niño ha venido corriendo gritando que nos tenemos que quitar del balancín porque allí van a explotar las bombas.
Yo os juro que no sabía donde meterme muerto de vergüenza. Solo podía pensar; ¿qué clase de padre soy que juego a las bombas con los niños?.
Después del incidente, y con las madres al lado, no tenia yo mucho cuerpo para lanzarles las famosas bombas, así es que me limité a intentar convencerlos de jugar a otra cosa, y tratar de volver a casa lo antes posible.
Eso sí, de camino a casa solo intentaba pasar desapercibido, y caminaba un poco encorvado, sin poder evitar pensar qué estarían diciendo esas madres de mí. No me extrañaría que a partir de ahora se me conozca en el parque como “el terrorista del arenero” o algo así.
Tras comentárselo a la madre del guindilla me ha dado la solución - simplemente diles que vais a jugar a que caen meteoritos, y así evitas malentendidos.
A buenas horas.
Así es que ya sabéis, a veces un juego que consideramos inocente puede dar pie a un malentendido y un momento bochornoso. Os lo asegura El peor padre del año.
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Cuando al llegar a casa me contó lo sucedido no podía dejar de pensar en alguna madre temerosa llamando a la policía nacional y a los artificieros.
Luego en las noticias dirían que el papá jugaba a juegos de rol, y mis vecinas dirían a los de la tele que era un tipo simpático y educado, que daba los buenos días y que nunca se imaginaron que algo así pudiese pasar.
Chicas, yo creo que se merece ser nuestro candidato nº16
¿vosotras qué opináis?
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