lunes, 10 de febrero de 2014

La peor madre del año reincide. A por la versión 2.0

Si algo tiene de bueno ser madre es que, por muy mal que lo hagas, muchas veces que te equivoques, fea que seas e incompetente que te sientas, siempre serás vista y querida como la mejor madre del mundo por tus hij@s

Con estos antecedentes, una fiera que no dejaba de pedir un hermano, y una pareja pasando la pre crisis de los 40 y todo llenito de amor, yo no podía por menos que quedarme embarazada.
Como buena científica tenía que probar si es cierto que la experiencia es un grado y que las segundas versiones son mejores (menos en las películas).

Con 16 semanas de gestación a mis espaldas solo puedo decir que me siento vieja. Lo sé, suena mal, y a mis amigas les espanta que lo diga. Solo tengo 4 años más, pero mi cuerpo está respondiendo como si hubiesen transcurrido 20. 

Durante mi primer embarazo estuve "Happy". Mi organismo me chutó de hormonas del buen rollo y no tenía molestias de ningún tipo. De ninguno. 
Dormía estupendamente, comía fenomenal y nada me dolía, nada.

Actualmente, y con una barriga que parece de 7 meses, solo puedo pensar en dormir. Cuando me acuesto no duermo del tirón, me despierto para ir al baño cada dos/tres horas. Tengo un catarro desde hace mes y medio que no consigo quitarme de encima. Sigo sin molestias estomacales, todo me cae de maravilla y no se lo que es una nausea matutina, pero tengo unos pinzamientos de ciatica que me hacen caminar como Lina Morgan. 
A media mañana sufro ataques de calor y corro a abrir las ventanas de la oficina. Mis compañeros espantados tiritan de frío por solidaridad, rezando por que de a luz antes de que acabe el invierno o ellos enfermen de neumonía. 

A casa llego tan cansada que no tengo ganas de jugar con la fiera. El pobre empieza a pensar que esto del hermano igual no es tan buena idea.
Al padre lo tengo esclavizado. Se ha convertido en mi asistente personal, desde traerme agua, hasta hacer la cena, pasando por llevarme el bolso cuando salgo de casa. Menos mal que no tengo antojos, porque entonces acabaría con él. 


Mientras tanto todo el mundo quiere saber el sexo del bebé, y la mayoría (salvo una compañera rarita) se posiciona del lado de que será una nena. Yo quiero una nena. La familia quiere una nena. Los amigos quieren una nena. A mi hijo le da igual. Ya tiene claro que sea lo que sea no podrá jugar con él hasta pasado mucho tiempo. 

En fin, como tengamos otro niño no se que haré con todos los lazos que he ido guardando. Yo por si acaso le hablo a la barriga; "ojito con tener pene que lo que te espera no te va a gustar. Piensatelo dos veces antes". "Si yo fuese tú optaría por un buen par de ovarios".
Veremos si mi técnica surte efecto. 

Tenéis que entenderme. Tengo que equilibrar las fuerzas del hogar. Necesito alguien que se interese por los romances de las vecinas y los vestidos de las mamás del parque. Tengo el síndrome de lazos y volantes. 
No quiero otro friki obsesionado por saber quien tiene más fuerza, si Hulk o Thor. Necesito una heredera para mis barbies y sus complementos. 

A un mes vista de conocer el sexo de mi bebé solo puedo decir que sea lo que sea nos lo llevaremos a casa y le querremos, aunque si es niño un poquito menos ;-)

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