miércoles, 19 de febrero de 2014

Bonito jardín sin flores

Si en algo me está ayudando este blog es a conocerme mejor a mí misma. Nunca pensé que fuese una persona tan interesante jajaja.
Es un tsunami de sentimientos darme cuenta de la cantidad de defectos que tengo y todas las cosas que me salen mal al cabo de la semana.

Después de contar a mis amigas mi última batalla, y ver que se morían de la risa, decidí compartirlo con el resto del mundo. Así me conocéis un poco mejor y sabéis el tipo de cosas que nunca debéis pedirme que haga. 

Hace mes y medio mi compañero se marchaba de vacaciones. Él tiene tenía dos plantas preciosas y me preguntó si me importaba regárselas en su ausencia. 
- Por supuesto que no. Vamos Ramón, parece mentira. Qué trabajo me va a costar, si estoy al lado (nos separa metro y medio).
Hasta aquí todo normal. Como veis soy muy voluntariosa y buena compañera. 

El lunes regresó a la oficina. Eso me obligó a mirar en dirección a su mesa y ¿qué fue lo que vi?  Dos plantas muertas. Secas como la mojama. Las mismas que yo prometí regar porque no me costaba ningún trabajo. 
- Que digo yo que igual las recuperamos Ramón, total solo ha sido un mes sin regarlas. 

Os juro que no ha sido a propósito. Pero echo la vista atrás y creo que durante este mes no debo haber mirado ni una sola vez en esa dirección, porque es que no me lo explico. Soy despistada, pero esto es imperdonable. 
Menos mal que Ramón es buena gente y optó por la no agresión. Eso sí, me miró con cara de "no me lo puedo creer" y al final nos tuvimos que reír.
Lo peor del caso es que otra compañera que está más lejos (en la otra punta de la planta) se ofreció a regarlas, y yo le quité la idea de la cabeza por ahorrarle el paseo. 


Ahora os presento a mi cactus. Porque consecuencia de este incidente se me ocurrió buscar con la mirada a mi querido cactus #comemalasenergías. 
Pues una de dos, o se ha muerto cumpliendo su misión en la vida tras absorber todo lo malo que me rodea, o ha sucumbido al desánimo porque llevo más de seis meses sin regarle.

Para rematar mi currículo como jardinera os podría contar esos dos largos años en los que quedé al cuidado del jardín de la casa de la sierra y acabé con él. A mi padre le ha costado cuatro años sacarlo de nuevo adelante. 






Estas orquídeas fueron un regalo de Navidad.
Han sobrevivido a mis cuidados mes y medio. 
Os juró que me he esmerado con ellas, el problema es que no tengo claro si en exceso o en defecto. 

En resumen, soy buena persona, pero por la salud de vuestras plantas es mejor que nunca las dejéis a mi cuidado.  


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